México y su historia de magnicidios

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Por: H. Arias

En el pasado, México aportó su cuota de magnicidios: Madero, Pino Suárez, Obregón, Serrano, Carranza, Villa, Zapata. La Revolución devoró a sus hijos.

Con la estabilidad política, las diferencias y contradicciones se dirimieron entre los liderazgos triunfantes, lo que permitió un periodo de relativa calma política. Sin embargo, esta estabilidad no estuvo exenta de la aplicación de la fuerza del Estado contra la disidencia política; los ejemplos de este hecho abundan.

No obstante, en el recuento de los hechos, debemos destacar lo ocurrido hace 31 años, el 23 de marzo de 1994, en Lomas Taurinas, en la ciudad de Tijuana, Baja California, durante la campaña presidencial. Este día, como los Idus de marzo que advirtieron al emperador romano César sobre su muerte, se convirtió en el preludio de la tragedia para el candidato del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta. Fue un sacrificio en aras de los intereses de los grupos dominantes en el aparato de poder del Estado.

A lo largo de los años, hemos sido testigos de diversas versiones, investigaciones y una verdad relativa sobre los hechos. El caso ha quedado marcado por la figura del “asesino solitario”, como si se tratara de emular el magnicidio del presidente John F. Kennedy en los años 60.

A pesar de las muchas teorías, aún no se han obtenido resultados convincentes sobre los motivos reales detrás del asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta.

Gracias por su atención. Su amigo, H. Arias.

 

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